Argentina redujo los niveles de segregación escolar y aumentó la matrícula de la escuela secundaria

El guardapolvo blanco simboliza una igualdad que es más aspiracional que efectiva: en Argentina, como en toda América Latina, el sistema educativo se caracteriza por altos niveles de segregación socioeconómica. Eso quiere decir que es raro que estudiantes de distintos orígenes sociales convivan en una misma escuela, dado que se consolidaron circuitos paralelos de escuelas “ricas” para ricos y escuelas “pobres” para pobres.
n los últimos 10 años, Argentina redujo los niveles de segregación escolar a la vez que aumentó la matrícula de la escuela secundaria: la cobertura pasó de 86% a 94% y es la más alta de la región. Así lo muestra el informe “Matrícula y segregación escolar en América Latina: una mirada a la última década”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, elaborado por Emmanuel Vazquez (CEDLAS), María Sol Alzú y Leyre Sáenz Guillén.
El informe advierte que la segregación persiste como un problema estructural del sistema educativo y, según los especialistas, representa un obstáculo severo para la equidad educativa y la cohesión social. Además, en estos diez años en Argentina aumentó la brecha de nivel socioeconómico entre estudiantes de escuelas estatales y privadas: las diferencias entre sectores de gestión se volvieron un factor más relevante a la hora de explicar la segregación.
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Una forma de medir la segregación escolar es por medio del “índice de disimilitud”, que calcula cuántos estudiantes del cuartil 1 (los más pobres) deberían cambiarse de escuela para llegar a una distribución igualitaria entre todos los colegios. Ese índice muestra que, a nivel nacional, habría que trasladar al 42% de los alumnos más pobres a otra escuela para alcanzar una distribución igualitaria, según datos de 2022. En 2012 la cifra era más alta –46%–, es decir que la segregación se redujo.
Sin embargo, esa reducción fue más lenta que el promedio regional: en América Latina, el índice pasó de 50% en 2012 a 43% en 2022, según datos de PISA retomados en el informe de Argentinos por la Educación. De los siete países considerados (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay), todos redujeron sus niveles de segregación escolar en el período 2012-2022, salvo Colombia, donde el índice de disimilitud se mantiene en 47%.
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Los mayores avances en este aspecto se dieron en México, donde cayó 10 puntos el índice de disimilitud, y en Chile, donde la caída fue de 9 puntos. Hace diez años, esos países tenían sistemas educativos más segregados que el argentino, mientras que hoy se ubican en niveles similares.
A nivel regional, los niveles más altos de segregación entre estudiantes ricos y pobres hoy están en Perú, donde habría que cambiar de escuela al 56% de los alumnos más pobres para alcanzar una distribución igualitaria. En cambio, los menores niveles de segregación están en Uruguay, con un índice de 37% en 2022, similar al promedio de los países de la OCDE (38%).
El informe muestra que en la última década algunos países de América Latina lograron cifras de inclusión en secundaria más altas que el promedio de la OCDE (89%): son Argentina (94%), Perú (93%), Chile (91%) y Uruguay (90%). En cambio, Colombia (86%), México (83%) y Brasil (80%) quedan más rezagados en la tasa de cobertura: todavía tienen porcentajes importantes de adolescentes que no asisten a la escuela. De todos modos, Brasil es el país que más incrementó su cobertura de secundaria en la última década: pasó de 64% en 2012 a 80% en 2022, un crecimiento de 16 puntos.